El día en que Santos y Zuluaga quedaron en segunda vuelta con la responsabilidad potencial de la culminación del proceso de paz, tuve un dilema fuertísimo, ya que, si una decisión tan importante como la paz queda en manos de un par de corruptos/ineptos, ¿sería correcto apoyar a alguno de los corruptos/ineptos si uno de esos corruptos/ineptos hicieran al menos un intento por buscar la paz? En este caso en donde no hay más opción, ¿Cuál debería ser la postura que se debería adoptar?
¿qué camino tomar cuando son dos incompetentes los que se tienen por irremediable opción? por un lado está la opción de mantenerse en ferrea oposición, alejado del corrupto y sin apoyarle, pero ello nos llevaría a una inclemente postura de indiferencia frente a los vulnerables y frente las víctimas del conflicto, entonces, aunque apoyar a las víctimas SIN apoyar al corrupto parezcan opciones mutuamente excluyentes, AMBAS SON POSIBLES SIMULTÁNEAMENTE, y me explico con una analogía simple: es perfectamente viable hacer un acercamiento al enemigo sin venderse y sin untarse y sin contagiarse, la maniobra es exactamente igual a la del médico que se acerca a su paciente, ya que ello (acercarse al enemigo, a la enfermedad, al problema) es requisito fundamental para una consecuente efectiva solución.
El médico (nosotros) no necesita untarse ó contagiarse directamente de la enfermedad de su paciente para hacer su trabajo, existen barreras que uno puede poner, guantes, tapabocas y demás para intervenir sin salir afectado, entonces dada esta circunstancia específica de no tener más opciones, SI ES POSIBLE mantener la integridad política e ir y dar el voto con alguien con el que uno no está deacuerdo por una idea específica, y solo por esa idea, sin que ello implique hacer parte de ese partido, ahí la integridad política seguirá intacta, esa es la barrera saludable.
La paz es una premisa espiritual que va mucho mas allá de lo ideológico, inclusive, más allá de lo democrático y de lo filosófico, y en esa línea de pensamiento el partidismo también queda trascendido. Gaitán supo que el recibir el apoyo del liberalismo podría garantizar la llegada a la presidencia, y aunque gaitán saliera con la bandera del liberalismo el siempre mantuvo sus valores socialistas, precisamente eso fué lo que no les gustó a los poderosos de este país que supusieron la sumisión del caudillo, cosa que nunca llegó. Gaitán demuestra en su accionar que hay que apostarle a que con lo que hay, siendo mucho ó poco, hacer lo mejor posible. Los orgullos sólo son útiles en política si no van en contra de los seres vulnerables, la bravura solo tiene sentido si a ese sentimiento se le antepone la compasión e incluso la ternura, bravura ante los enemigos de Colombia, cariño y afecto por los vulnerables, por quienes necesitan la paz, esa, es la lección que se puede interpretar a simple vista cuando se escuchan sus volcánicos discursos. Gaitán nunca salió con excusas frente a la paz.
Vamos ahora a un caso que incluso es más difícil, la posición de Clara López Obregón, y es: ¿Se podría asumir un cargo en el gobierno del corrupto, para desde ahí hacer lo posible? ¿se debería asumir un cargo en ese gobierno inepto si ello evita en todo lo que sea posible el derramamiento de sangre inocente? y la respuesta es CLARO QUE SI, tal aceptación del cargo debe contemplar preliminarmente unos grados de libertad y SOBRE TODO el nunca contrariar los ideales propios, ni apartarse vehementemente de los principales valores del partido original. Son los grados de profesionalidad e integridad de un lider los que se ponen sobre el fuego cuando se participa dentro del “establishment” y tales valores SON INSACRIFICABLES, Gaitán hasta el último día llevó en si intactas sus ideas por el pueblo. Mujica habiendo sido un guerrillero, militante radical de izquierda, apoya la paz de Colombia que Juan Manuel Santos terminaría impulsando. Hasta en Cuba se declara la urgencia de la paz en la propia pluma de Fidel Castro independientemente de quien la lidere; Chávez en vida lo intentó tantas veces como pudo INCLUSO SIENDO URIBE EL QUE ESTABA AL MANDO, ofreciéndose a sí mismo y a su país como mediador y garante, Gaitán que optó por vías menos radicales, andando por la senda de la democracia lo intentó, y nosotros, estando en una izquierda más centrada, teniendo la opción ¿por qué no? Tenemos la tranquilidad de haber apoyado a nuestro candidato cuando fué posible, pero nuestra opción no se dió. Estoy convencido que no estamos en el mejor sistema democrático, pero hagamos lo mejor posible con lo poco que hay. La guerra como el conflicto y los tipos de lucha revolucionaria en nuestro tiempo han evolucionado a campos más abstractos y en ese sentido es coherente evolucionar y adaptar en nuestras organizaciones nuevas formas de lucha. Apoyar a Santos no es volverse santista, el camino hacia la paz debe ser. Que no haya ni un milímetro de duda, No declinar! Es preciso continuar, estamos muy cerca de vivir nuestro tiempo a plenitud.
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